"LAMIENDOLE LOS HUEVOS A UN EDITOR"
Mucha gente al rededor de él,
con sus tragos en las manos,
manuscritos
e ideas brillantes,
casi todos de saco,
llegaba en autos de lujo;
y no paraban,
uno tras otro,
lamiéndole los huevos al Editor;
yo solo lo salude,
ya lo conocía,
tengo cajas y cajas llenas de libros de su editorial,
mis favoritos,
mis influencias literarias son de esa editorial;
pero yo no tengo que mostrarle,
ningún buen texto,
nada innovador;
y tampoco podría lamerle los huevos,
así que me quedé callado,
bebí,
y me hundí en lo que ya he conocido,
la desesperanza,
no pienso ni en esa editorial;
y veo esas portadas coloreadas,
los grandes títulos...
y solo me queda un vaso de whisky más.
MI POESIA AGONIZARA COMO UN PEZ COGIDO POR UNA CARA CAÑA DE PESCAR
Es difícil renunciar a esto,
buena comida,
bebida y dulces al por mayor,
viajes,
teléfonos celulares,
fruta fresca todos los días.
Creo que eso acabará con mi poesía,
tengo que comenzar a renunciar a todo eso,
sino un día,
amaneceré con una fuerte punzada sobre mis dientes,
abriré el refrigerador y estará lleno;
vomitaré la comida del día anterior
y al sentarme a escribir no habrá nada.
Solo esos aparatos de sonido apagados
y la estufa eléctrica,
y la tv de 15 pulgadas;
si no huyo rápidamente,
mi poesía agonizará como un pez cogido por una cara caña de pescar.
SOLO UNA CUALQUIERA...
No es lejos de mi casa,
un poco más allá de circunvalación
están las prostitutas más furiosas.
Cuando pasas al lado de ellas
hacen su trabajo,
te piden un cigarro
o de menos la hora,
si te acercas,
ponen su mano en tu hombro y comienzan a bajar hasta la bragueta,
si retiras su mano
manotean y te gritan diferentes clases de insultos,
son incontrolables,
si no les dejas al menos 10 pesos
corres el peligro de llegar a tu casa con moretones
y si no tienes suerte,
puedes terminar en “su hotel” pagándole por solo una mamada;
no una buena mamada,
solo una mamada cualquiera.
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